Las humedades son las patologías más habituales en los edificios y, dentro de estas, las que tienen como origen las condensaciones. Por ello el control de humedad en los edificios es un factor al que no se puede quitar importancia.
¿Qué es el flujo de vapor?
En invierno, el aire interior de los edificios tiene una presión de vapor muy superior a la que existe en el aire exterior. Esta diferencia de presión de vapor genera un flujo de vapor a través del cerramiento beneficioso, ya que contribuye a mejorar la salubridad del ambiente interior y la durabilidad del cerramiento.
No obstante, es necesario controlar su intensidad, ya que un flujo excesivo podría provocarcondensaciones superficiales o intersticiales en algún punto del interior del cerramiento, contribuyendo al deterioro del mismo, al deterioro de los materiales adyacentes y a la proliferación de microorganismos y mohos.
Podemos distinguir estos tipos de humedades por condensación:
- Condensación superficial interior.
Se produce cuando la temperatura superficial interior es inferior a la de rocío. El caso más evidente es debido a una alta producción de vapor en baños y cocinas, o bien debido a la impermeabilidad del vidrio de las ventanas. El síntoma es el goteo. Pero también puede darse en locales con una producción de vapor de agua moderada y con acabados superficiales más porosos, como dormitorios o salones. Entonces la causa suele ser un aislamiento insuficiente del cerramiento, y sobre todo en la existencia de puentes térmicos.
- Condensación intersticial.
Cuando el fenómeno físico se produce en algún punto del interior del cerramiento. Este segundo caso de condensación depende no sólo del flujo de vapor de agua que atraviese el muro y del gradiente de temperatura del mismo, sino además, de la constitución del propio cerramiento, la disposición de las distintas capas que lo conforman y de la permeabilidad al vapor del agua de cada una de ellas, así como de su capacidad de aislamiento.
La condensación intersticial y la interior pueden aparecer simultáneamente, dado que parte del vapor de agua sigue desplazándose hacia el exterior a pesar de que se haya producido ya la condensación en la superficie interior del cerramiento.
¿Cómo se regulan las condensaciones en el Código Técnico?
El Código Técnico de la Edificación, DB4HE1, Apartado 2.2, dice:
“Las condensaciones intersticiales que se produzcan en los cerramientos y particiones interiores que componen la envolvente térmica del edificio serán tales que no produzcan una merma significativa en sus prestaciones térmicas o supongan un riesgo de degradación o pérdida de su vida útil. Además, la máxima condensación acumulada en cada periodo anual no será superior a la cantidad de evaporación posible en el mismo periodo.”
Y particularmente para el aislamiento térmico, el Apartado 3.2.3.2 dice:
“En caso de que se produzcan condensaciones intersticiales en una capa distinta a la de aislamiento, se deberá comprobar que la cantidad de agua condensada en cada periodo anual no sea superior a la cantidad de agua evaporada posible en el mismo periodo […].”
“Salvo expresa justificación en el proyecto, se considerará nula la cantidad de agua condensada admisible en los materiales aislantes”.
Esto se fundamenta en que un aislamiento térmico húmedo en invierno cumplirá peor su función de evitar las pérdidas de calor, aún cuando en verano se elimine la humedad.
Además, un aislamiento térmico húmedo también aumenta de peso, con el consiguiente riesgo de deterioro por desprendimientos o descuelgues. Y a medida que el material aislante se humedece pierde capacidad aislante, con lo que la cantidad de agua condensada aumenta cada vez más agravando el problema.
Se pone de manifiesto la necesidad de instalar un aislamiento térmico robusto para garantizar la eficiencia energética del edificio a lo largo de todo su ciclo de vida.
El caso del poliuretano proyectado
El poliuretano proyectado actúa como una membrana reguladora de humedad, ya que, siendo impermeable al agua, es permeable al vapor de agua.
El grado de permeabilidad al vapor de agua se puede reducir aumentando la densidad de la espuma. Así en cualquier condición climática podremos encontrar el nivel de resistencia al paso de vapor de agua adecuado para evitar condensaciones y permitir el máximo flujo de vapor.
Los valores que caracterizan la resistencia al vapor de agua son: el factor de resistencia a la difusión de vapor de agua adimensional MU (W), o bien, la resistividad a la difusión del vapor de agua.
Para el poliuretano proyectado, con densidades comprendidas entre 30 y 60 kg/m³, la resistencia a la transmisión de vapor de agua oscila entre 330 y 825 MN·s/g·m. Es decir , un factor de resistencia a la difusión de vapor de agua, W, entre 60 y 150.
¿Cuándo se debe usar una barrera de vapor con poliuretano proyectado?
En aquellas aplicaciones en las que haya un elemento muy resistente al paso de vapor de agua en la cara fría del cerramiento, existirá un mayor riesgo de condensaciones dentro del aislamiento. Esta situación se puede dar en la espuma de poliuretano al proyectar por el interior de un cerramiento de chapa metálica, o al poner sobre la espuma una tela asfáltica en una cubierta, por ejemplo. En estos casos, será necesaria la interposición de una barrera de vapor entre la cara caliente y la espuma de poliuretano.
Las barreras de vapor más adecuadas son las barreras in situ, como las emulsiones asfálticas o bituminosas, ya que son químicamente compatibles con el poliuretano, y mantienen las ventajas de adherencia y continuidad de éste último garantizando el control de humedad en los edificios.